H. Cd. de Chihuahua.- Jessica Rodríguez, una joven madre cubana, enfrenta cada día una dura batalla para conseguir los medicamentos esenciales que necesita su hijo de cuatro años, Luis Ángelo, quien espera un trasplante de esófago y padece múltiples afecciones como asma, epilepsia y una cardiopatía leve. En un país donde escasea más del 70 % del cuadro básico de fármacos, cualquier ausencia puede ser mortal.
El sistema de salud cubano, aunque público y universal, atraviesa una grave crisis. Con farmacias vacías y hospitales desabastecidos, muchas familias como la de Jessica recurren al mercado informal, donde un blíster de pastillas puede costar hasta 450 pesos —en un país con un salario medio mensual de 6,500 pesos.
Para hacer frente a esta situación, han surgido proyectos solidarios como Palomas, una red que, desde 2021, distribuye medicamentos de manera gratuita a través de donaciones y redes sociales. A la fecha, ha ayudado a más de 179 mil personas en toda la isla.
Entre la desesperación y la esperanza, miles de cubanos luchan por acceder a tratamientos básicos, confiando en la solidaridad ciudadana ante el colapso del sistema oficial.
