H. Cd. de Chihuahua.- Después de 10 días de intensa búsqueda, las autoridades confirmaron ayer el hallazgo del cuerpo sin vida de Carlos Jaime, un bebé de dos años que había desaparecido junto a sus padres durante las devastadoras inundaciones ocurridas el 4 de julio en el estado de Texas, Estados Unidos. El pequeño fue encontrado en la tarde del lunes, mientras que los cadáveres de sus padres, Leonardo Romero y Natalia Venzor, fueron localizados el pasado sábado. La tragedia de esta familia mexicana ha conmocionado a la comunidad de San Miguel de Allende, Guanajuato, de donde eran originarios.
Leonardo Romero, de 43 años, y su esposa, Natalia Venzor, de 24 años, desaparecieron junto a su hijo Carlos Jaime cuando el río Guadalupe, en Kerrville, Texas, se desbordó repentinamente, arrastrando su hogar con gran fuerza. La tragedia dejó a la familia atrapada entre los escombros de su vivienda, sin posibilidad de salvarse. Las autoridades locales y equipos de rescate trabajaron sin descanso durante varios días, pero fue solo tras más de una semana de esfuerzos que se logró localizar los cuerpos de los tres miembros de la familia.

El día de las inundaciones, el hijo mayor de Leonardo, Leonardo Jr., de 19 años, se encontraba de visita en la casa de su padre. Afortunadamente, el joven fue encontrado entre los escombros, con vida, y trasladado al hospital, donde se recupera de las heridas sufridas. La noticia de su supervivencia fue un rayo de esperanza en medio de la tragedia, aunque la familia ahora enfrenta la dolorosa pérdida de sus seres queridos.
Los familiares de la víctima han compartido su dolor y el alivio de poder darle sepultura a sus seres queridos. “Queremos compartir que hemos encontrado el cuerpo de nuestro hermano Leonardo. Es un consuelo para nuestra familia”, expresó uno de los hermanos de Leonardo Romero, refiriéndose al hallazgo de su cuerpo. Sin embargo, el dolor por la pérdida de toda la familia sigue siendo profundo para sus seres queridos, que luchan por asimilar la magnitud de la tragedia.
Esta familia mexicana forma parte de las decenas de víctimas que perdieron la vida en las repentinas inundaciones que golpearon el estado de Texas el 4 de julio, uno de los eventos climáticos más devastadores que ha afectado la región en los últimos años. Las autoridades continúan evaluando los daños y buscando a otras posibles víctimas, mientras que la comunidad de San Miguel de Allende se une en solidaridad con los familiares afectados por esta tragedia.