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Heroica ciudad de Chihuahua, Chih. México
11 de octubre 2025

Cuando trabajar incomoda, y otros cuentos fronterizos

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Qué bonito es ver cómo nuestros funcionarios priorizan lo importante: pelearse por el micrófono mientras la ciudad arde. El Comité Estatal de Morena en voz de Brigitte Granados y el Coordinador de Comunicación Social Carlos Nájera demuestran que, en efecto, el trabajo en equipo es posible… cuando se trata de sabotearse mutuamente. El Congreso Nacional lo advirtió: “Pónganse a trabajar”, pero al parecer interpretaron “pónganse a pelear”. Brigitte pide que se atienda al pueblo directamente por el alcalde al menos una vez a la semana, mientras tanto, el alcalde atiende a la ciudadanía solo cuando las cámaras están encendidas, porque en Juárez, la empatía también es de horario limitado.

Por eso se advierte que en política hay verdades que no se dicen, pero se notan. Este incómodo roce entre el Comité Estatal de morena y el equipo de comunicación social del Gobierno municipal. La fricción es cada vez más evidente. Y no porque uno le robe cámara al otro, sino porque, por primera vez en mucho tiempo, los pusieron a trabajar. Sí, tal como se ventiló en el reciente congreso nacional de MORENA: En Chihuahua el partido guinda no se quiere dormir en sus laureles y empezó a operar políticamente. ¿Y qué creen? A algunos, como el edil Cruz, no les gustó. O si es lo contrario, (que no creemos) se pondrá a atender ciudadanos una vez a la semana… le tocará salir del airecito acondicionado…

Mientras los pleitos de pasillo se cocinan a fuego lento, en la frontera norte se alzan voces en contra de la presencia de drones enviados por Estados Unidos para “vigilar” el flujo migratorio. Tamaulipas dijo no. Sonora también. Porque una cosa es colaborar y otra permitir que el vecino te meta cámaras en el patio. Lo curioso es que, cuando México vigila migrantes en su frontera sur, no se cuestiona igual. Doble moral geopolítica, le llaman algunos. Soberanía selectiva, dirán otros.

Y hablando de soberanía, vea usted esta la gran jugada financiera del sexenio, el gobierno avala bonos para rescatar a Pemex, esa empresa que funciona como un hoyo negro: absorbe billones y solo devuelve deudas. Gonzalo Monroy lo dijo claro: “Es un rescate disfrazado”. Pero qué más da, si al final los únicos que pagaremos el plato roto somos nosotros los ciudadanos, con inflación, gasolinazos y recortes. Pemex no es petrolera, es el pozo sin fondo donde desaparece el dinero público.

Entonces volvemos con ese viejo conocido que cada tanto se convierte en urgencia nacional: Pemex. Ahora resulta que la emisión de bonos con aval del gobierno es la fórmula para salvar a la petrolera más endeudada del planeta. Aunque lo maquillen de estrategia, aunque se insista en que “todo va bien”. Lo cierto es que cuando se necesita el aval del Estado para colocar deuda, es porque ya no hay quién confíe sin garantía.

Epílogo: El país del “ahí se va”

Trabajar debería ser lo normal, no lo polémico. Defender la soberanía debería ser constante, no intermitente. Y salvar a Pemex debería ser un plan estructurado, no una reacción desesperada. Pero en México, el orden de los factores sí altera el producto. Y a veces, hasta lo incendia.

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