H. Cd. de Chihuahua.- En las lagunas y cuerpos de agua de la zona conurbada de Tampico, Madero y Altamira, los cocodrilos continúan reproduciéndose sin control, especialmente en sitios como la laguna del Carpintero, donde cada año las hembras depositan decenas de huevos en nidos naturales. Sin un plan activo de manejo o control de natalidad, las crías recién nacidas se suman a una población que cada vez invade más calles, patios y zonas urbanas.
Aunque en 2016 se propuso una Unidad de Manejo Ambiental (UMA) en Altamira para capturar y mantener en cautiverio a los ejemplares que salían de su hábitat, el proyecto quedó abandonado por falta de presupuesto. Con un costo operativo estimado en 90 mil pesos mensuales, la instalación nunca recibió el apoyo necesario de los gobiernos municipales, quedando en el olvido cerca del penal de Altamira, en la zona de Tres Marías.
El crecimiento sin freno de la población de cocodrilos en cuerpos de agua como las lagunas Chairel, Champayán, Las Flores y El Carpintero representa un riesgo latente para la población. A pesar de que los cocodrilos forman parte del paisaje turístico local, especialistas advierten que la reubicación y control ya no es opcional, sino urgente, ante el avance de estos saurios hacia zonas habitadas y la falta de acciones coordinadas entre autoridades.
