Lo que comenzó como la historia de dos jóvenes que pasaron de vender dulces en las calles a convertirse en supuestos empresarios de éxito, terminó destapándose como uno de los fraudes financieros más grandes en Parral y la capital.
Bryan y Kevin fundadores del llamado Grupo Financiero Pacheco, levantaron en pocos años una red de inversionistas a quienes ofrecían atractivos rendimientos mensuales del 7 al 10% cifra muy por encima de lo que el sistema financiero formal podía garantizar.
En redes sociales, los hermanos presumían un estilo de vida extravagante: automóviles de lujo que regalaban a parejas y familiares, viajes internacionales, joyas, fiestas y hasta costosos obsequios a algunos de sus seguidores, con el fin de proyectar la imagen de éxito y solidez financiera.
En sus cuentas oficiales se observa la exclusiva camioneta Mercedes G63 valuada en más de 3 millones de pesos, Can Am con valor superior al millón de pesos, un BMW 850i qué ronda los 2 millones de pesos entre otros lujos como calzado Louis Vuitton valuados en 25 mil pesos entre otros lujos que mostraban en sus redes sociales.
Este par de hermanos comenzaron vendiendo “picks” de apuestas deportivas, posteriomente invirtieron en treiding y finalmente realizaron este nuevo esquema de inversión tipo Aras, el cual duro cerca de 4 años en el mercado y con el cual lograron reunir varios millones de pesos, de parte de ciudadanos que esperaban seguir recibiendo rendimientos de parte de esta empresa.
Sin embargo, detrás de esta fachada de abundancia se escondía un esquema de estafa piramidal que hoy se calcula en más de 300 millones de pesos.
De acuerdo con declaraciones de la exgerente de la institución, tan solo en Hidalgo del Parral habría alrededor de 2 mil personas defraudadas, con inversiones que iban desde los 50 mil pesos hasta casos dramáticos en los que familias enteras perdieron más de 7 millones de pesos. La magnitud del fraude es mayor si se consideran las operaciones que mantenían en la capital del estado y en Puebla, lo que apunta a un daño económico todavía más extenso.
La presunta red de estafa comenzó a colapsar hace más de dos meses, cuando el grupo financiero dejó de cumplir con el pago de los rendimientos prometidos. Desde entonces, decenas de afectados han interpuesto denuncias ante la Fiscalía General del Estado (FGE), mientras que otros se han organizado en colectivos para exigir la devolución de su dinero y que se castigue a los responsables.
El caso ha generado indignación social no solo por el daño económico, sino porque durante meses las ostentaciones en redes sociales funcionaron como señuelo sin que nadie encendiera las alertas a tiempo. Expertos en temas financieros han señalado que este tipo de fraudes suelen apoyarse en la confianza de comunidades cerradas, como sucedió en Parral, donde amigos, familiares y conocidos invirtieron motivados por la aparente solvencia de los Pacheco.