¡Ya estamos hartos!
De políticos que prometen austeridad y terminan viviendo en lujos. Gerardo Fernández Noroña, hoy presidente del Senado y antes uno de los más férreos críticos de los privilegios en la política, ha reconocido que compró una casa valuada en 12 millones de pesos. Aunque afirma que fue “a crédito” y con ingresos “legítimos”, la realidad es que esta adquisición insulta la inteligencia y la paciencia de millones de mexicanos que día a día luchan por sostener un hogar modesto con salarios miserables.
¡Ya estamos hartos!
Durante años, Fernández Noroña ha construido una imagen de luchador social, de hombre del pueblo, defensor de la “justa medianía” que pregonaba Juárez. Pero ahora resulta que esa medianía, para él, equivale a una propiedad con más de mil metros cuadrados de terreno, ubicada en Tepoztlán, uno de los destinos más exclusivos del país. Mientras tanto, millones viven entre rentas o créditos impagables, salarios estancados y servicios públicos deplorables.
¡Ya estamos hartos!
Lo más grave no es la casa en sí, sino la hipocresía. Mientras desde Morena se insiste en la austeridad como bandera moral y política, sus propios funcionarios viajan por el mundo, compran artículos de lujo y se refugian en mansiones.
¡Ya estamos hartos!
De que la clase política se sirva del poder para escalar socialmente mientras nos pide paciencia, sacrificios y fe. Si quieren vivir como empresarios, que renuncien al servicio público. Si están en el poder, que vivan como el pueblo que dicen representar.
¡Ya estamos hartos!