
Lo que brilla es la juventud: una generación llena de energía, valores y sueños que nos inspiran a creer en un futuro mejor. Su presencia nos recuerda que aún hay esperanza y que siempre hay motivos para sentir orgullo.
Lo que huele son esas noticias que nos muestran cuando algunos de sus pasos despiertan preocupación y consternación en la sociedad. Nos obligan a mirar hacia adentro y preguntarnos: ¿qué estamos haciendo mal en nuestra manera de educar, acompañar y orientar?
Lo que apesta es cuando, en lugar de asumir responsabilidades compartidas, preferimos culpar a otros y disparar señalamientos sin rumbo. Olvidamos que los problemas no se resuelven aislando o castigando, sino reconociendo que el cambio depende de todos. Solo así podremos construir juntos el rumbo que merecemos.