Mayra Chávez: la carta fuerte de Morena en Chihuahua
En un escenario político donde el ruido suele opacar las verdaderas trayectorias, hay perfiles que destacan no por la polémica, sino por los resultados. Tal es el caso de Mayra Chávez Jiménez, quien desde hace un año asumió la responsabilidad de ser Delegada de Bienestar en Chihuahua, con la encomienda de llevar los programas sociales del Gobierno Federal a miles de familias en todo el estado.
Su liderazgo ha demostrado que la política también puede ejercerse con sensibilidad, cercanía y resultados palpables. Lejos de los reflectores estridentes, ha sabido construir confianza en comunidades que ven en ella no solo a una funcionaria, sino a una aliada en las causas cotidianas.
En tiempos donde las mujeres asumen cada vez más espacios de poder, Mayra Chávez representa ese cambio generacional y de estilo de gobernar: firme, pero empático; institucional, pero cercano a la gente. Esa combinación, sin estridencias ni confrontaciones, sin espectaculares ni ambulancias, sin presumir su cercanía con Ariadna Montiel, Secretaria de Bienestar, es, la que hoy incomoda a más de uno dentro y fuera de su propio partido, porque la convierte en una carta fuerte para la gubernatura de Chihuahua.
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Del ronroneo patriótico al zarpazo de la entrega
Cuando el agua escaseaba en Chihuahua, los senadores Andrea Chávez y Juan Carlos Loera se subieron al ring político para defender, con discursos encendidos, que “el agua era de los chihuahuenses”. Eran tiempos de sequía y cada gota se convertía en bandera para confrontar a quien se pusiera en frente con el fin de ganar votos y levantar aplausos en la defensa del campo.
Pero los ciclos cambian. Las presas se han recuperado y ahora Estados Unidos exigirá el pago del agua que le corresponde conforme al Tratado de 1944. Y aquí es donde la retórica se pone a prueba: ¿mantendrán los senadores la misma fuerza para defender los intereses de los productores chihuahuenses o se doblaran dócilmente a la exigencia internacional?
La bronca apenas comienza, porque el campo no olvida. Los agricultores saben que el agua no es discurso, sino vida para sus cosechas. Y ahora verán con lupa si aquellos que antes se envolvían en la bandera del “agua para Chihuahua” tendrán el valor de sostener su palabra, o si terminarán justificando que primero está el compromiso de la Presidenta con Washington.
El tiempo dirá si Andrea y Loera fueron defensores de la tierra o simples actores de coyuntura electorera.
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El amparo: orgullo mexicano, garantía ciudadana
El debate sobre la reforma a la Ley de Amparo ha abierto un frente en el país, y en Chihuahua, la gobernadora María Eugenia Campos Galván levantó la voz para rechazar lo aprobado en lo general por el Senado. Su argumento es claro: se trata de un retroceso en materia de derechos humanos y una limitación a la protección constitucional de la ciudadanía.
Muchos piensan que el amparo es un recurso exclusivo de los ricos, de los poderosos, de quienes tienen abogados de renombre y bolsillos profundos. Pero no. El amparo nació como un escudo para cualquier ciudadano frente a los abusos de la autoridad. Es la herramienta que tiene el inocente frente a un juez parcial, el perseguido frente a un aparato estatal que se equivoca, o el ciudadano común que se topa con decisiones arbitrarias.
El amparo nació en México en el siglo XIX, como una figura única en el mundo, y pronto se convirtió en referente internacional de protección a los derechos frente al abuso del poder. Su esencia no es el privilegio, sino la igualdad: un escudo para todos.
Por eso es relevante el posicionamiento de la gobernadora, porque nos recuerda que defender el amparo no es defender privilegios, sino garantías básicas que hacen posible la justicia en un país donde el poder suele olvidar que está limitado por la ley.