H. Cd. de Chihuahua.- La historia de Steve Jobs, cofundador de Apple, está íntimamente ligada al nacimiento y evolución de Silicon Valley como el epicentro de la innovación tecnológica global. Su visión cambió para siempre la forma en que el mundo interactúa con la tecnología de consumo, gracias a productos icónicos como el Macintosh, el iPod, el iPhone y el iPad. Nacido en San Francisco el 24 de febrero de 1955 y adoptado por la familia Jobs, desde joven mostró una ambición poco común: llevar la computadora de las oficinas al hogar. Con ese objetivo, fundó Apple en 1976 junto a Steve Wozniak, desde un garaje en Los Altos.
A lo largo de tres décadas, Jobs no solo desafió al gigante IBM, sino que convirtió a Apple en una de las marcas más influyentes y admiradas del planeta. Su genio no se limitó al mundo de la informática: en 1986, durante su exilio de Apple, adquirió la división gráfica de Lucasfilm, dando origen a Pixar, el estudio que revolucionó la animación con películas como Toy Story y Buscando a Nemo. A su regreso a Apple en 1997, Jobs lideró una segunda era dorada, lanzando dispositivos que marcaron una época y conectando ecosistemas digitales a través de plataformas como iTunes y las Apple Stores.
El 5 de octubre de 2011, Steve Jobs falleció a los 56 años, víctima de cáncer, dejando un legado imborrable. Apple lo despidió con un mensaje conmovedor: “La humanidad perdió a un ser humano maravilloso. Steve deja atrás una compañía que solo él podía construir”. Más que un empresario, Jobs fue un visionario que redefinió industrias, combinando diseño, tecnología y marketing con una intuición casi infalible. Su espíritu sigue vivo en cada producto de Apple y en la historia misma de la innovación contemporánea.