Un vuelo comercial de United Airlines que cubría la ruta entre Denver y Los Ángeles se vio obligado a aterrizar de emergencia en Salt Lake City, Utah, el pasado 16 de octubre, después de que un objeto desconocido golpeara el parabrisas de la cabina a más de 11 mil metros de altitud.
El incidente, que dejó heridas leves al piloto, mantiene en alerta a la Administración Federal de Aviación (FAA) y a la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB). El vuelo UA1093, un Boeing 737 MAX 8 con 134 pasajeros, logró aterrizar con éxito en Utah, donde el comandante recibió atención médica por cortes leves en un brazo.
La empresa WindBorne Systems, fabricante de globos meteorológicos inteligentes, informó que uno de sus dispositivos podría estar implicado en el incidente. “Estamos trabajando estrechamente con la FAA en este asunto. Hemos implementado cambios inmediatos para reducir la altitud de vuelo de nuestros globos y evitar contacto con aeronaves”, señaló la compañía. La hipótesis del globo meteorológico gana fuerza, ya que estos artefactos pueden alcanzar grandes altitudes y portar sensores que, en caso de impacto, pueden dañar una aeronave.
La NTSB envió el parabrisas afectado a sus laboratorios para realizar un análisis estructural y recopilar datos de radar. El caso ha reavivado el debate sobre la seguridad aérea frente a objetos no tripulados y la necesidad de un mayor control de los globos meteorológicos y residuos espaciales en zonas de tránsito comercial.
