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26 de octubre 2025

La “Megafarmacia del Bienestar” quedó en discurso: sólo funcionó como bodega y no resolvió el desabasto de medicamentos

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CDMX.- La Megafarmacia del Bienestar, presentada por el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador como la solución al desabasto de medicamentos que aqueja al país desde su sexenio, resultó ser únicamente una bodega centralizadora y no un centro de distribución de fármacos, como se había prometido. De acuerdo con la evaluación socioeconómica del proyecto de inversión del Centro Federal de Almacenamiento y Distribución de Insumos para la Salud (Cefedis), elaborada en 2023, el megaproyecto fue concebido desde el inicio para concentrar los medicamentos almacenados en cinco bodegas de Birmex en el Estado de México, sin incluir entre sus tareas la entrega directa de medicinas a hospitales ni el surtido de recetas faltantes en el sistema nacional de salud.

Según documentos oficiales y respuestas a solicitudes de información, Birmex confirmó en noviembre de 2024 que la Megafarmacia “no surte recetas al ser competencia de los institutos correspondientes”, contradiciendo el compromiso hecho por López Obrador durante su inauguración, el 29 de diciembre de 2023, cuando prometió que los medicamentos llegarían a cualquier parte del país en menos de 48 horas. Sin embargo, los datos revelan que el proyecto nunca funcionó como se anunció: en sus primeros cuatro meses de operación apenas surtió 341 recetas, y hacia julio de 2024 la cifra total ascendía a 1,155, lo que equivale a sólo seis prescripciones atendidas por día en todo el país.

Además, la Megafarmacia inició operaciones con apenas 0.9% de su capacidad, al contar con 2.4 millones de piezas de medicamentos frente a los 280 millones que podía almacenar. Para llenarla, el gobierno federal retiró más de 50 millones de piezas de fármacos e insumos de dependencias como el IMSS, IMSS-Bienestar, ISSSTE, Cenaprece y la CCINSHAE, en lugar de realizar compras adicionales. Entre los productos almacenados predominaban insumos básicos como paracetamol, ácido fólico, condones, gel lubricante y electrolitos orales, lo que evidenció que la llamada “Megafarmacia del Bienestar” fue, en los hechos, un proyecto de propaganda más que una solución real al desabasto de medicamentos que persiste en el sistema de salud pública mexicano.

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