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Lo que brilla es esa sensación casi mágica de encontrar estacionamiento en la calle sin tener que pagar los 30 pesos por hora y el resto de tu efectivo la siguiente.
Lo que huele es cuando el caos surge porque alguien decide estacionarse en doble o triple fila, diciendo “solo 5 minutitos”; o los que bloquean cocheras, se estacionan en líneas amarillas y ni hablar de los abusones que ocupan los lugares de discapacitados… porque sí, pueden… pero la educación debería decirles que no.
Lo que apesta son esos individuos que se creen dueños de la vía pública, apartando espacios con botes para evitar que se estacionen ahí o cobrar un “moche”.


