
La defensa de Jair Bolsonaro pidió el viernes a la corte suprema de Brasil que el expresidente pueda cumplir en casa su sentencia a 27 años de cárcel, por razones de salud.
El líder ultraderechista, de 70 años, fue hallado culpable en septiembre de haber conspirado para impedir la asunción del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva tras perder los comicios en 2022.
Por un supuesto riesgo de fuga, Bolsonaro cumple prisión domiciliaria preventiva desde agosto en su vivienda en un lujoso condominio de Brasilia y está monitoreado electrónicamente.
En el documento de la petición, obtenido por medios nacionales, la defensa afirma que “la alteración de la prisión domiciliaria tendrá graves consecuencias y representa un riesgo de vida” para Bolsonaro.
“Conceder arresto domiciliario por razones humanitarias es una medida de rigor”, sostiene.
El exmandatario sufre secuelas permanentes de una puñalada en el vientre que recibió en 2018 durante un acto de su campaña a la presidencia.
En la petición al juez, los abogados enumeran las múltiples cirugías a las que ha tenido que someterse desde entonces, la última de ellas en abril.
Como consecuencia, Bolsonaro sufre reflujo e “hipo incontrolable” que le han provocado falta de aire y desmayos, detalla el documento.
Además, mencionan que fue diagnosticado recientemente con cáncer de piel, aunque le removieron las lesiones.
“Desde que se decretó su arresto domiciliario, (Bolsonaro) ha acudido al hospital tres veces: dos para realizarse pruebas y una por una emergencia médica”, indican los abogados.
El diputado opositor e influencer Nikolas Ferreira visitó este viernes al líder ultraderechista y dijo que aunque lo había visto “mentalmente fuerte”, está “físicamente debilitado”.
“Alguien quiere ver a Bolsonaro muerto, esa es la realidad”, afirmó a periodistas Ferreira a la salida de la vivienda.
Existe un antecedente claro que menciona la defensa: por problemas de salud, el expresidente (1990-1992) Fernando Collor de Mello, de 76 años, obtuvo en mayo pasado prisión domiciliaria para una condena de ocho años por corrupción.
La defensa adelantó que presentará nuevos recursos para apelar la sentencia de cárcel contra Bolsonaro.
El período para hacerlo vence el lunes. Según los plazos judiciales, el juez del Supremo Tribunal a cargo del caso, Alexandre de Moraes, podría ordenar que el exmandatario sea traslado a prisión en los próximos días.
El viernes pasado, ya el Supremo Tribunal rechazó de forma unánime un primer recurso.
En esa apelación, los abogados alegaron “profundas injusticias” y “contradicciones” en el fallo y pidieron reducir la pena.
Los magistrados descartaron reducir el castigo, argumentando incluso que la avanzada edad de Bolsonaro ya había sido considerada como un factor atenuante.
Los mismos jueces condenaron el martes a penas de hasta 24 años de cárcel a varios militares y un policía por planificar en 2022 el asesinato de Lula y de Moraes, que no se habría consumado por falta de apoyo de altos mandos castrenses.
El proceso contra el mayor líder de la derecha brasileña avanza mientras Brasil y Estados Unidos recomponen su relación bilateral, tensionada precisamente por este juicio.
En agosto, en pleno juicio, el presidente estadounidense, Donald Trump, impuso aranceles punitivos a productos brasileños bajo el argumento de que existía una “caza de brujas” contra su aliado Bolsonaro.
Las medidas fueron anunciadas ocurrieron tras una campaña en Estados Unidos del diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del exmandatario.
Sin embargo, después de semanas de negociaciones entre ambos países, incluida una reunión de Trump con Lula en Malasia en octubre, Estados Unidos anunció el jueves que eliminará los aranceles a la carne de res, el café y los tomates brasileños, entre otros productos, una decisión aplaudida por Lula.


