
Las autoridades rusas estudian la posibilidad de prohibir WhatsApp, lo que podría obligar a millones de usuarios locales a migrar a Max, una nueva aplicación de mensajería impulsada por el gobierno y desarrollada por el gigante de redes sociales VK. Max se presenta como una superaplicación que combina servicios de comunicación con acceso a trámites administrativos y compras en línea, al estilo de WeChat en China. Desde septiembre, el gobierno ruso ha pedido que Max se instale automáticamente en todos los nuevos dispositivos, mientras bloquea funciones de llamadas de aplicaciones extranjeras, incluyendo WhatsApp, que actualmente cuenta con unos 100 millones de usuarios en el país.
La medida ha generado opiniones divididas entre los ciudadanos de Moscú. Mientras algunos, como Ekaterina, médica de 39 años, prefieren seguir usando WhatsApp por su historial de mensajes y contactos laborales, otros consideran que adaptarse a Max no representa un gran inconveniente. Las autoridades aseguran que la aplicación local garantizará la seguridad de los datos y reducirá la dependencia de plataformas extranjeras, aunque grupos de defensa de derechos advierten que esto podría ser un intento de vigilancia sobre las comunicaciones.


