H. Cd. de Chihuahua.- Cada 1 de diciembre, Día Mundial de la Lucha Contra el SIDA, el mundo recuerda a una de las figuras que más contribuyó a derribar mitos y temores en torno a la enfermedad: Lady Di. En pleno auge de la crisis del VIH, cuando el estigma era tan letal como el propio virus, la princesa de Gales decidió poner su imagen al servicio de la empatía y la dignidad humana.
En 1987, Diana inauguró la primera unidad especializada en VIH/SIDA del Reino Unido, en el London Middlesex Hospital. Su gesto más poderoso ocurrió ese mismo día: tomó la mano de un paciente sin usar guantes, desafiando la creencia de que el virus podía transmitirse por contacto. Aquella fotografía dio la vuelta al mundo y se convirtió en un símbolo de humanidad en medio del miedo.
A casi tres décadas de su muerte, la lucha continúa. Según datos de Onusida, podrían registrarse hasta 3.3 millones de nuevas infecciones para 2030 en los países más afectados. El legado de Diana, sin embargo, sigue recordándonos que el combate contra el SIDA no solo depende de avances médicos, sino también de vencer la discriminación que aún rodea a quienes viven con VIH.
