Al ser cuestionado sobre el pronunciamiento del obispo de Texcoco, Juan Manuel Mancilla Sánchez, quien afirmara que el actual Gobierno del presidente López Obrador tiene sometido a México a “un poder maligno“, Arturo Amador, Coordinador Laico de la Comisión Diocesana para la Pastoral de las Comunicaciones, en Chihuahua, observó que, “quien tiene intenciones de dividir, está actuando de una manera diabólica”.
Y es que el obispo, señalaba que (para el bien nacional), “Se debe buscar la manera de convencer, de explicar y fomentar la armonía y establecer un sano equilibrio. Pero nunca incitar para que se desate más la violencia”.
El obispo Mancilla Sánchez pidió no olvidar que “el gran rector y magnífico constructor de la historia” es Dios, pero desde Palacio Nacional se incita el divisionismo y la confrontación.
No obstante que la 4T tiene sometido a México a un poder maligno, a Dios nunca se le ha ido de las manos el camino de la vida ni los acontecimientos”, refirió.
En entrevista, Arturo Amador afirmó que es cierto que todo aquel que tiene intenciones de dividir está actuando de una manera diabólica, ya que ese es el concepto etimológico de “diablo” (el que des-une, o divide).
Eso es aplicable a toda persona en este mundo que actúe bajo esos principios de división. Cuando se habla en materia política también se toma en cuenta otra palabra: “corrupción” y debemos entender que tienen un origen el cual es “cor-ruptus” (corazón roto) y esa sí es una condición de toda persona por el hecho de ser humanos. Provocar división es resultado de no ser consiente de este corazón roto.
La situación con aquellos que ostentan la llamada 4a transformación es que exponen, de manera indirecta, estas necesidades. Disfrazan la inmadurez personal con comentarios como “mis adversarios”, “la mafia del poder”, “los fifis”, demostrando que hay una clara división entre personas que “están conmigo” y las que no, “están en contra”. Aquí escuchamos un grito desesperado por aceptación, la cual vienen de una herida de rechazo profunda, comentó.
Ahora, precisamente la acción del diablo se muestra en la vida cotidiana de la sociedad. No queramos ver un ser con patas de cabra hablando desde la mañanera. Se necesita “poner limón en la herida” para que se hable desde el dolor de aquel que nos preside nacionalmente y por eso mismo se busca tener una ideología, fuera de la realidad, que justifique todas las acciones que están realizando. De ideologías podemos hablar después.
AMLO ha sido un gran exponente de estas necesidades que se reflejan en tantos mexicanos. Por eso sigue teniendo tanta repercusión entre sus adeptos. Es el vivo reflejo de la profunda herida de un México que no ha sabido escuchar su dolor más grande: la necesidad de ser escuchado, finalizó
