La economía mexicana sigue igual que los políticos en campaña: mucho ruido, pocas nueces. Según el IMEF, mayo fue un mes estancado, sin señales de crecimiento ni rumbo claro. Mientras tanto, el gobierno federal repite discursos de bienestar como si fueran mantras mágicos que pudieran convertir la inflación en progreso. No lo hacen. Y la realidad, como siempre, termina por reventar en la cara de quienes viven al día.
En nuestra ciudad, las fábricas cierran, los sueldos no alcanzan, la inflación es mayor que en el resto del país y el empleo formal es un espejismo. El verdadero “milagro” es cómo siguen vendiendo prosperidad mientras el país se ahoga en la mediocridad económica.
En Ciudad Juárez, la historia tampoco mejora. El transporte público, que ya de por sí es un caos de horarios, unidades en mal estado, falta de rutas y —las que hay— tienen vista directa al asfalto con los hoyuelos en los pisos de las unidades, y también falta de rutas alimentadoras para el BRT, ahora suma guardias que cobran como si fueran choferes. Un usuario del Juárez Bus denunció que un vigilante le exigió el pasaje a la brava, sin uniforme, sin autoridad, sin razón. Porque aquí todo se improvisa, incluso los abusos. Y nadie supervisa. Ni la Coordinadora de Transporte, ni Seguridad Vial, ni mucho menos el municipio.
Pero si hay un dato que de verdad resume el mes, es este: más de 30 homicidios en los últimos 10 días de mayo. Ni discursos de seguridad, ni torres Centinela, ni patrullas nuevas logran detener la constante: balas, cuerpos, impunidad. Juárez cerró mayo como el tercer mes más violento del año. Y eso que aún no llegamos al verano, cuando el calor aprieta y la violencia se desborda.
Juárez ha normalizado la barbarie hasta convertirla en un dato estadístico, un “ajuste estacional” en los reportes oficiales. ¿Cuántos cadáveres hacen falta para que la seguridad sea prioridad?
EPÍLOGO:
Economía en coma, guardia de la estación de transporte BRT abusivo y calles ensangrentadas. Tres síntomas distintos, pero con la misma enfermedad de fondo: abandono institucional y cinismo político. México no necesita diagnósticos: necesita cirugía mayor, porque el país se pudre lento… pero se pudre.
El único diagnóstico es: más de lo mismo… pero peor.